Era un día gris,oscuro y triste.Pensé que sería buena idea ir a dar un paseo por Londres a solas para olvidar lo ocurrido un par de horas.Para simplemente relajarme, apartarme del mundo y de todo lo que me rodeaba.
Eran tiempos difíciles , tanto para mí como para mi familia. Apenas comía, tras la muerte de mi abuelo todo era distinto,muy distinto. Sentía que me faltaba algo y así era.Cada una de las cosas que veía me recordaban a él,a esas tardes que pasabamos juntos cuando yo era pequeña, a la forma en que me acariciaba el pelo mientras me contaba historias y anécdotas de su vida. Me encantaba. En esos momentos nada podía curar la profunda herida que había en mi corazón.Nada ni nadie.
Solía ir muchas veces a Starbucks a tomarme un café, pero esa vez no, ni siquiera me apetecía. En realidad no me apetecía hacer nada. Solo quería gritar,gritar y gritar más alto para desahogarme. Aparte de lo de mi abuelo las cosas con mis amigas cada vez iban peor, perdimos gran parte del contacto y ni siquiera tenía a nadie que me hiciera feliz cuando más lo necesitaba.
Al final renuncié a ir a Starbucks y continué caminando por las silenciosas calles de Londres, todo era muy tranquilo.
De pronto, comencé a marearme, eran las cinco de la tarde y fue cuando me dí cuenta de las consecuencias que tenía el no haber comido nada en todo el día. La calle estaba vacía y no había nadie que pudiera ayudarme. El mareo iba a más, todo giraba a mi alrededor y no sabía que hacer, me encontraba fatal.Sentí que mis piernas no aguantaban más y noté como poco a poco me caía hacia atrás...Cuando menos me lo esperaba alguien me agarró por detrás:
- ¡Cuidado! - dijo mientras impedía mi caída.
Tras recuperarme un poco me di la vuelta, quería ver quién era la persona que me había salvado y para mi sorpresa era un chico,pero no uno cualquiera, un chico hermoso, más que eso. Rubio, con unos enormes ojos azules.
- ¿ Te encuentras bien ? - añadió sin soltarme.
En ese momento no tenía palabras pero con un hilo de voz pude contestar:
+
N-no muy bien, la verdad.Gracias por ayudarme, no quiero ni pensar que hubiera pasado si no hubieras estado detrás... - dije todavía inestable
-
No hay de qué.¿Quieres que nos sentemos?-
Nos acercamos al banco más cercano.
-
¿Que ha pasado? ¿ Por qué te has caído? - me dijo mientras se sentaba a mi lado.
+
Nada importante, hoy no he comido mucho - le contesté sin apartar la vista de sus preciosos ojos.
-
Tienes que tener cuidado, vamos, te vendrá bien comer algo - y me ofreció su mano. -
Por cierto, ¿Cómo te llamas? -
Estaba extrañada por todo esto, ni siquiera lo conocía de nada pero sin dudarlo dos veces le di la mano.
+
Samantha, Samantha Cox, pero puedes llamarme Sam. Y tú? -
-
Charlie Jonhson -
Ya amo su nombre, pensé cuando lo dijo.
+
Nos...¿Nos conocemos? - le dije mientras nos dirigíamos a un café.
Sonriendo añadió:
-
Tú a mi no, pero podría decirse que yo a ti sí -
+
¿ Cómo ? -
-
Te veo todas la mañanas pasar por Starbucks. Hoy no te he visto, así que salí a buscarte hasta que te he encontrado paseando. En realidad no ha sido ninguna coincidencia que estuviera detrás tuyo cuando te has caido,te he seguido todo el tiempo, pero tu no te has dado cuenta -
+
¿Qué? Y...¿ Por qué me has seguido ? Si se puede saber. - exclamé. Estaba asombrada, ni siquiera sabía que decir, no podía creer lo que estaba diciendo -
-
Mira Sam...Desde la primera vez que te vi supe que eras especial. Algo dentro de mi quería estar todo el rato junto a ti. Sé que es extraño porque ni siquiera te conocía, pero es la verdad. -
+
¿ En serio ? Vaya...no creí que nadie me diría eso nunca.No tengo palabras,Charlie.¿ Por qué no me lo has dicho antes? Me hubiera encantado conocerte desde el principio - no daba credíto a lo que me acababa de decir. Increíble.
-
Tenía miedo -
+
¿ Miedo a qué? - pregunté
-
Al rechazo -
+
Creo que por mucho que quisiera, ni yo ni nadie rechazaría tus ojos ni nada que tuviera que ver contigo - creí que no sería capaz de decírselo, y menos cuando hacía menos de una hora que le había conocido. Pero no me arrepentí de haberlo hecho, ni mucho menos.
Ambos sonreímos y Charlie agachó la cabeza con un gesto vergonzoso .Se quedó mirándome fijamente sin apartar la mirada.
+
¿ Que pasa ? - añadi rompiendo el silencio
-
Que eres preciosa - Se acercó a mí y en ese instante me besó.
Fue cuando me dí cuenta de que por fin habia encontrado a la persona que habia estado buscando durante mucho tiempo.De lo especial que era ese chico para mi en esos momentos. El que me había hecho pasar un momento hermoso y el único que tras la muerte de mi abuelo había conseguido sacarme una sonrisa. Me dí cuenta de que es posible cogerle cariño a una persona en poco tiempo y de que simplemente lo amaba nada más conocerlo.
-
Te acompañaré a casa - Dijo después de habernos besado. Y seguidamente repetimos la misma acción.
+
Si tu quieres, perfecto -
-
Pero no te desmayes otra vez, eh - Ambos reimos
+
Que gracioso... - añadí ironicamente.
- Y
o estaría aquí para salvarte de nuevo -
+
Lo sé, ahora eres como un princípe, mi princípe - le dije acariciandole con delicadeza la mejilla.
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A partir de ahí, su noviazgo por carta duró al rededor de unos ocho años.No se podían ver a penas, debido a la distancia que les separaba, tan solo unas tres o cuatro veces al año.
